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Cama

Una cama es un mueble que se utiliza para acostarse a dormir o descansar,[1]​ aunque también suele usarse para otras actividades: leer, sentarse, mantener relaciones sexuales, comer, jugar, reposar en períodos de enfermedad, ver la televisión.
Las camas se presentan en un amplio abanico de formas y tamaños. Las primeras eran poco más que pilas de paja o algún otro material natural que se extendían por la noche sobre el suelo y se recogían durante el día. Un avance importante constituyó el elevarlas para evitar inundaciones, suciedades, infecciones o mordeduras de serpiente.
Las camas pueden tener un cabecero para apoyarse, y pueden tener barandillas laterales y pieceros. Las camas "sólo cabecero" pueden incorporar un "guardapolvo", un "faldón de cama" o una "cenefa" para ocultar el armazón de la cama. Para apoyar la cabeza, se suele colocar una almohada de material suave y acolchado en la parte superior del colchón. Para aislar al durmiente se suele utilizar algún tipo de manta, a menudo sábana, una colcha o un edredón, denominados colectivamente ropa de cama. La ropa de cama es la parte de la cama que no es mueble y que se puede quitar para lavarla o airearla.
En Europa, los colchones se rellenaban con paja, tamo, pelo de animales (por ejemplo crin de caballo, utilizada por su elasticidad), lana gruesa o plumón, y se apilaban, lo más blando arriba. Esta pila de colchones, sábanas, mantas y almohadas era lo que los primeros europeos llamaban "cama"; podía guardarse durante el día (un uso que sobrevive en palabras como featherbed). El somier, incluso cuando estaba presente, sostenía la cama, pero no se consideraba parte de ella.[2]: 674-5 vol1 [2]: 481vol3 : 674vol1 : 675-6 vol1 
En agosto de 2020 los científicos informaron del descubrimiento de la ropa de cama de hierba más antigua del hace al menos 200 000 años, mucho más antigua que la ropa de cama más antigua conocida anteriormente. Especulan que plantas repelentes de insectos y capas de ceniza, a veces debido a la quema de ropa de cama de hierba más antigua, que se encuentran debajo de la ropa de cama se han utilizado para una base libre de suciedad, aislante y para mantener alejados a los artrópodos.[3][4][5]
Las primeras camas eran poco más que montones de paja o algún otro material natural (por ejemplo, un montón de hojas de palmera, pieles de animales o helechos secos).[6]​ Un cambio importante fue elevarlas del suelo, para evitar las corrientes de aire, la suciedad y las plagas.[cita requerida] En el Mioceno, que duró de veintitrés a cinco millones de años, antes de la aparición de los humanos, los simios empezaron a crear camas compuestas por una plataforma para dormir que incluía una almohada de madera.[7]​ La cama, que tiene forma propia desde las antiguas civilizaciones de Egipto y Asiria, consiste en un bastidor rectangular alargado, de madera o de metal, sostenido por pies elevados y terminado en un extremo o en ambos en un cabecero a modo de respaldo, que suele adornarse con figuras.
Según algunos historiadores,[cita requerida] los griegos fueron los primeros que colocaron una especie de cabecero, más o menos elevado, sobre el armazón de la cama constituida por cuatro palos ensamblados, los cuales componían los montajes que sostenían la cama propiamente dicha.
Los persas, antes que los griegos, tenían sus camas con baldaquinos y la cubrían con muchos tapices. Los baldaquinos los adornaban con bordados, metales preciosos (oro y plata), marfil y perlas.
Los romanos también tenían unas camas semejantes y, a medida que el Imperio se fue agrandando y enriqueciendo con sus conquistas, se fueron haciendo de maderas finas, como el ébano, cedro, etc., así como el bronce, variando también la clase de sus colchones, los cuales en un principio consistían en un sencillo saco de paja, pero que después se rellenaron de lana de Mileto y, posteriormente, de finísimas plumas.
En la Europa occidental, después de Jesucristo y hasta finales del siglo XII, aunque la cama debió de ser considerada como un mueble de gran importancia, desapareció en gran parte este lujo. Los príncipes tenían oficiales a su servicio que tenían el encargo de cuidar de su lecho. Las dimensiones de la cama llegaron a ser tan grandes que alguno de estos príncipes hacían que un criado golpease con un palo los colchones para persuadirse de que en ellos no se ocultara ninguna persona.
En la época de Carlomagno, como prueba de deferencia y distinción se compartía la cama con el compañero de armas o con el huésped a quien se quería honrar, sin que la esposa del que prodigaba tal atención se marchara a otro lecho. Por entonces llegó a ser costumbre que la mujer acostara en su lecho a los perros. Y hasta hubo camas en las que se llegó a acostar a toda la familia: de aquí que sus dimensiones fueran tan descomunales.
En la época medieval aún se extendían tapices sobre el suelo o en algún banco adosado al muro, en los que se colocaban almohadones de plumas, lana o de crin animal y se utilizaban, a modo de cobertores, pieles de animales.
Las camas de los egipcios tenían sus pies en forma de patas de animales figurando en su cabecero la cabeza de estos. Las de los griegos y romanos solían llevar pies torneados y rectos y unas y otras se adornaban con incrustaciones preciosas. Durante los primeros siglos de la Edad Media la cama tuvo una estructura muy sencilla en Occidente, siempre rectangular y con pies rectos. Pero no faltaron ejemplares en que los pies eran a modo de columnas torneadas y esculpidas y más altas que el lecho, terminando por arriba en pomo. Llegado el siglo XIII, volvió a ponerse en uso la ornamentación de toda la cama con pinturas, relieves e incrustaciones y elevado cabecero, si se trataba de camas señoriales, y así se mantuvo hasta nuestros días con las variantes propias de los estilos de cada moda.
Con frecuencia, y muy especialmente en los lugares fríos, se colocaba sobre la cama un pabellón o baldaquino ya desde las civilizaciones remotas, como se manifiesta en los relieves asirios y como se han visto en algunos ejemplares hallados en Egipto. Este pabellón, con unas cortinas, servía para reducir el tamaño del habitáculo consiguiendo que el calor corporal lo calentase con más facilidad que a toda la habitación. Desde el siglo XV dicho pabellón suele montarse en forma de lujosos doseles ya solos, ya apoyados sobre columnillas que se alzan sobre los pies o ángulos de la cama.
Por el contrario, en lugares especialmente cálidos, las camas eran de materiales buenos conductores del calor para evitar sentirse rodeado de material aislante por la noche y disipar mejor el calor del cuerpo. En al-Ándalus, pueden encontrarse lechos de la época califal, hechos de obra, con alicatado, en los que se sacrificaba la blandura del colchón en favor de mayor comodidad térmica.[8]
El 7 de julio de 1946, el magnate Howard Hughes sufrió un gravísimo accidente en Los Ángeles cuando efectuaba el primer vuelo de prueba experimental del avión espía XF-11. Sufrió lesiones internas, múltiples fracturas (la clavícula, todas las costillas...) y quemaduras de tercer grado por todo el cuerpo que le dejarían secuelas el resto de su vida. En el hospital, Hughes llamó a sus ingenieros para que le hicieran una cama a medida. Siguiendo sus indicaciones técnicas, le pusieron un sistema hidráulico manejado por 30 motores eléctricos, que le permitía ajustar la cama pulsando varios botones, creando la moderna cama de hospital.
La cama puede dividirse en dos zonas principales:
Los colchones pueden fabricarse con diversos materiales si bien el más extendido es el de muelles. Algunos elementos que complementan la cama son:
La ropa de cama está constituida por diversos elementos destinados a proteger el colchón y proporcionar abrigo durante la noche. Entre ellos, se encuentran:
Las medidas corrientes de las camas son:[cita requerida]
La denominación por "plazas" varía de país en país:
La altura de cama estándar es de 40 cm aproximadamente.

  • Real Academia Española. «cama». Diccionario de la lengua española (23.ª edición). 
  • a b Dictionnaire de l'ameublement et de la décoration depuis le XIIIe siècle jusqu'à nos jours, Havard, Henry, 1838-1921
  • «Hace 200.000 años, los humanos preferían dormir en camas». phys.org. Archivado desde el original el 19 de agosto de 2020. Consultado el 6 de septiembre de 2020. 
  • «Las camas de hierba más antiguas conocidas de hace 200.000 años incluían repelentes de insectos». Science News. 13 de agosto de 2020. Archivado desde el original el 18 de agosto de 2020. Consultado el 6 de septiembre de 2020. 
  • Wadley, Lyn; Esteban, Irene; Peña, Paloma de la; Wojcieszak, Marine; Stratford, Dominic; Lennox, Sandra; d'Errico, Francesco; Rosso, Daniela Eugenia; Orange, François; Backwell, Lucinda; Sievers, Christine (14 de agosto de 2020). «Fuego y hierba- construcción de lechos hace 200 mil años en la Cueva de la Frontera, Sudáfrica». Science 369 (6505): 863-866. Bibcode:2020Sci...369..863W. ISSN 0036-8075. PMID 32792402. S2CID 221113832. doi:10.1126/science.abc7239. Archivado desde el original el 6 de septiembre de 2020. Consultado el 6 de septiembre de 2020. 
  • Miller, Scott (14 de junio de 2011). El presidente y el asesino: McKinley, Terror, and Empire at the Dawn of the American Century. Random House Publishing Group. ISBN 978-0-679-60498-3. Archivado desde el original el 3 de junio de 2022. Consultado el 3 de junio de 2022. 
  • «Los chimpancés hacen camas que les ofrecen la mejor noche de sueño». National Geographic News. 18 de abril de 2014. Archivado desde el original el 22 de octubre de 2018. Consultado el 30 de marzo de 2018. 
  • Naval y Ayerbe, Francisco (1922) Arqueología y bellas artes.
  • Wikipediarekin konexio arazoren bat gertatu da:

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